jueves, 10 de julio de 2008

Crisis Andina I: Introducción

La Crisis Andina
El trasfondo político de sus causas, resolución y vigencia futura
Abril 20 de 2008
Por German Sarmiento

Resumen
Con el propósito de obtener una mejor comprensión de las razones, el significado y las implicaciones de la reciente crisis andina, protagonizada por Colombia, Ecuador y Venezuela, el análisis busca encontrar respuesta a estas preguntas a través de una mirada a las coyunturas políticas específicas de estos tres países en el marco del contexto latinoamericano actual.

Summary
With the purpose of obtaining a more comprehensive understanding of the reasons, the meaning and the implications behind the recent Andean Crisis, the following analysis tries to find answers to these questions by looking inside the specific political junctures of its protagonists, Colombia, Ecuador and Venezuela.


Palabras Clave: FARC. Soberanía. Ordenadores. Crisis. Narcotráfico


Crisis Andina: ¿Qué pasó?


Entrada la madrugada del 1 de Marzo el ejército colombiano, apoyado por inteligencia estadounidense, bombardeó un campamento de las FARC que se encontraba ubicado en plena selva amazónica al interior de territorio ecuatoriano, -aproximadamente a 1,800 metros de la frontera entre los dos países-. El operativo militar dio muerte al segundo comandante de esta guerrilla, Luis Edgar Devia Arias alias Raúl Reyes y a otras 22 personas, entre guerrilleros, un ecuatoriano (Franklin Aizala), y cuatro estudiantes mexicanos. Acto seguido, militares colombianos incursionaron en el lugar de los hechos, aseguraron la zona, y recuperaron los cuerpos de Reyes y Aizala, los cuales traerían consigo a Bogota. Adicionalmente, las autoridades colombianas encontraron tres ordenadores portátiles, discos duros y memorias USB, que al revisarse por el gobierno colombiano develaron información que apuntaría, de comprobarse su autenticidad, a una alianza de colaboración activa no sólo política sino también económica y financiera, de los gobiernos de Venezuela y Ecuador con las FARC, y viceversa.

El episodio, que en principio involucró de manera directa a los países de Colombia y Ecuador, dio origen a una tensa espiral de reacciones diplomáticas. El gobierno de Ecuador, encabezado por, su presidente Rafael Correa, reaccionó con total rechazo, dando una verdadera demostración de indignación, calificando el hecho de inaceptable. Para él, la acción suponía una grave violación de la soberanía y la integridad territorial de su país, y advertía que por ningún motivo cedería en su empeño por lograr su condena. Tras los hechos, el presidente Correa emprendería una gira internacional por varios países de la región, entre ellos Perú, Brasil, Nicaragua y Venezuela, buscando la solidaridad de estos países con su posición.

Por su parte, el presidente Hugo Chávez, que desde hace meses sostenía una tensa relación con el presidente colombiano, decidió tomar rápidamente un rol protagónico en el asunto, anunciando el rompimiento de relaciones diplomáticas con Colombia y ordenando la movilización de 10 batallones a la frontera y el despliegue de la aviación militar venezolana. Así mismo, declaraba a Venezuela en alerta, y tachaba la acción colombiana como un “cobarde asesinato”. Entretanto, a Raúl Reyes lo adjetivaba de “buen revolucionario”, y solicitaba un minuto de silencio por su muerte, mientras que al presidente Uribe lo llamaba “criminal”, “mafioso” y “cachorro del imperio”.

En cuestión de dos días, tres países, entre ellos dos vecinos, rompían relaciones con el gobierno colombiano, y países como Brasil, Argentina e incluso Perú -que habría vivido en los años 90 la tragedia del terrorismo de Sendero Luminoso-, respaldaban la posición del presidente Correa. Sin embargo, ante el embate de Chávez y Correa, el Presidente Uribe reaccionaría con la descarga de una explosiva declaración, informando ante los medios de comunicación que se disponía a denunciar a Hugo Chávez ante la Corte Penal Internacional “por patrocinio y financiación de genocidas.” El anuncio tenía relación con información descubierta en los ordenadores que señalaba la potencial colaboración financiera del mandatario venezolano a las FARC. Colombia no respondería recíprocamente al movimiento de tropas venezolanas.

Así, mientras que Ecuador buscaba que la atención de la región y el mundo se centrara en la acción militar perpetrada por las fuerzas militares colombianas en su territorio, Colombia intentaba infructuosamente de llamar la atención sobre lo que la mayoría reconocen significaba un asunto de mucho más fondo y gravedad. Nada menos, que la existencia de un campamento permanente en territorio ecuatoriano de las FARC, en donde el segundo comandante de la organización (Raúl Reyes) se refugiaba despreocupado de la posibilidad de cualquier amenaza. A pesar de que la crisis se superó, y sin demeritar la importancia que jugaron la Cumbre de Río y la Organización de Estados Americanos (OEA) como escenarios efectivos para desinflar oportunamente el tempo de la situación, la verdad es que mientras los gobiernos vecinos de Colombia continúen coqueteando con las FARC, el problema que dio origen a la crisis seguirá vigente.

Pareciera que la información contenida en los ordenadores es veraz y por lo tanto explicaría el intempestivo cambio de actitud de Chávez, que ante la información que filtraba el gobierno colombiano, pasó del ataque a la rápida reconciliación. Habrá que esperar los resultados que emita la INTERPOL sobre su autenticidad. Por el momento, Chávez y Correa han desestimado su veracidad, insistiendo en que todo es un complot por parte del gobierno colombiano y los Estados Unidos; "Lo tuvieron (el computador) en sus manos durante varios días, con toda la tecnología de punta, de vanguardia. ¿Quién puede creer en esas pruebas?", decía Ramón Rodríguez, ministro del Interior de Venezuela. Aquel dictamen, cualquiera que este sea, generará una intensa discusión.

Sin embargo, este cambio de actitud seria crucial para lograr la resolución temporal de la crisis. Una vez reconciliado Chávez con su par colombiano, la mediación del gobierno venezolano en las negociaciones de la OEA jugaría un papel determinante en lograr que Ecuador moderara su posición y renunciara a su pretensión de incluir el término “condena” (inaceptable para Colombia) en la resolución que produjo la organización. Actualmente, mientras que las relaciones entre Colombia y Venezuela se han normalizado –y de paso las de Colombia y Nicaragua-, las tensiones entre Rafael Correa y el gobierno colombiano persisten y parece que no cederán en el corto o mediano plazo.

Es fundamental entender que Latinoamérica actualmente es una región polarizada en torno a lo que Estados Unidos representa y particularmente el gobierno de George W. Bush. El mundo cambio después del 11 de Septiembre de 2001 –Invasión a Irak, Abu Grahib, unilateralidad, ataques preventivos, etc.-, y no nos equivoquemos, el liderazgo de Estados Unidos frente al mundo también. En el caso de Latinoamérica, aun cuando todos los gobiernos mantienen relaciones diplomáticas con ese país, incluida la misma Venezuela que le exporta el equivalente al 60% de su petróleo lo que equivale al 11% de las importaciones de crudo de Estados Unidos, el sentimiento antiamericano ha avanzado notoriamente en la región. Por ejemplo, el sentimiento antiyanqui, ha jugado un rol preponderante en la política diaria de países como Venezuela, Bolivia y Ecuador, y hasta se podría decir que se ha constituido en un pilar central de varias de las plataformas ganadoras de los últimos ciclos electorales. Mientras que Colombia, sumida en el intento de solucionar su problema interno de violencia ha buscado en Estados Unidos su principal fuente de apoyo, entablando una estrecha relación con la potencia, Venezuela y Ecuador le han sido abiertamente confrontacionales.

El ataque, las reacciones de Colombia, Ecuador, y Venezuela, el contexto en que escala la crisis y la resolución de la misma evidencian una serie de dinámicas y realidades geopolíticas de enorme trascendencia para el futuro de la región. A continuación, revisaré algunos de los temas que jugaron un papel fundamental en el desenvolvimiento de la crisis, entre ellos, el concepto de soberanía, entendido desde una nueva realidad tras los ataques a la Torres Gemelas del 11 de Septiembre de 2001, el problema del crimen transnacional, particularmente el terrorismo y el narcotráfico, y por último, cómo la persecución de objetivos políticos internos dominó la toma de decisiones de los protagonistas, reflejando una preocupante ausencia de principios sólidos de cooperación entre las partes. En esta línea, el análisis se centrará en las particularidades y especificidades de las coyunturas políticas de Colombia, Ecuador y Venezuela.





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